Los autos sin conductores ya son una realidad, ¿y ahora qué?

17 de Enero de 2017
"Es hora de que el sector público junto con el privado comiencen a trabajar en equipo para ponerse al día con la tecnología"

Por Rubén Belluomo, Gerente Comercial de Infor.

El gobierno de los EE.UU. recientemente ya ha establecido los lineamientos para el uso de los autos sin conductores, lo que incluye normativas y reglas. Esto se irá poco a poco extendiendo al resto del mundo y a nuestra región en América Latina. Pero falta algo sumamente importante en esta iniciativa y es que el gobierno debe también tomar medidas para que los autos sin conductores puedan funcionar y ser exitosos. Lo principal y primordial es mejorar la infraestructura de rutas y autopistas.

La automatización es el mayor avance de los vehículos desde la época de los carruajes a caballo, y de la misma forma en que las rutas cambiaron de ser caminos de tierra al pavimento hace décadas, la infraestructura ahora debe evolucionar también. Si no contamos con rutas, puentes, sistemas informáticos que estén al nivel de los nuevos avances, los vehículos autónomos no podrán lograr su potencial.

Entonces, ¿cómo será la ciudad del futuro con vehículos autónomos, y cuándo será una realidad?

¿Qué esperar?

Imaginen lo mejor del planeamiento urbano en el futuro. Menos lugares de estacionamientos masivos para autos en las ciudades, vehículos sin conductores de emergencia y policiales, y transporte público de última generación. En este mundo futurístico de autos autónomos, muchos metros cuadrados que se usaban para estacionamientos se recuperarán para el uso de la comunidad.

Sin embargo, los aspectos menos visibles de estas modernas “ciudades inteligentes”, serán los que generarán mayor impacto. Para que los vehículos autónomos puedan florecer en el futuro, deben poder confiar en la integridad y excelente estado de la infraestructura.

Los autos autónomos eliminarán los accidentes causados por el error humano, pero serán totalmente inútiles en rutas en malas condiciones, a menos que se establezcan comunicaciones entre las rutas y los propios autos. Sensores invisibles embebidos en la estructura misma de la ciudad pueden registrar datos de las condiciones de las rutas y de los puentes. Esta información se carga al software para la gestión de los activos físicos, que los recolecta, procesa y analiza.

El resultado es contar con la posibilidad de predecir las necesidades de mantenimiento y actuar en temas de integridad estructural y condiciones peligrosas de las rutas antes de que sea una amenaza para los autos sin conductores y para sus pasajeros. La visibilidad de donde estamos parados, nuestros autos y los funcionarios junto con el análisis predictivo revolucionará el transporte de la forma en que lo conocemos ahora y no solo por el nivel de seguridad.

¿Has estado parado en un semáforo rojo esperando, aún cuando nadie circula de ninguno de los dos lados? Esto no ocurrirá más. Más allá del entusiasmo por los vehículos sin conductores de Tesla y Google, hará falta contar con un software avanzado con funcionalidades para la toma de decisiones, que evalúen los límites de velocidad, funcionamiento de los semáforos, y señales para ajustar el flujo del tráfico o de las condiciones de las rutas en todo momento. Al recolectar y analizar la información de las rutas y de los vehículos, las normas de tránsito se ajustarán a lo largo del día, de acuerdo a las condiciones logrando una forma de circulación más rápida, fluida y eficiente.

La integración de la tecnología de sensores junto con el software para la gestión de los activos que organiza, gestiona, monitorea las reparaciones en los caminos, puentes, señales, e instalaciones de reparación y programas de inspección, logrará que los autos autónomos funcionen y que los ciudadanos se beneficien con todo el potencial que estas mejoras pueden brindar.

¿Para cuándo? No lo suficientemente pronto

La infraestructura en general está decayendo, especialmente en América Latina y no se cuenta con la tecnología avanzada para poder incorporar el mundo sin conductores. En cuanto a los pasos que se deben tomar para un futuro conectado con tecnología colaborativa, el sector público está retrasado e ignora la velocidad del cambio necesario. Según Deloitte, en el mundo el 70 por ciento de los funcionarios de gobierno consideran las funcionalidades digitales muy por detrás de lo que lo hace el sector privado. A medida que los vehículos autónomos se acercan a la realidad, la infraestructura resulta totalmente inadecuada para incorporarlos, y queda poco tiempo.

La tecnología que permite crear autos autónomos se ha desarrollado más rápido de lo que se anticipaba. De hecho, solo el 6 por ciento de las ciudades en los EE.UU. han considerado esto en sus planes a futuro. Por otro lado, se calcula que los consumidores comenzarán a utilizar vehículos sin conductores en un lapso de 5 años.

La pregunta actual "¿Cómo los autos sin conductores deben adaptarse a las normas públicas?" es incorrecta. En realidad, debería ser: "¿Qué debe hacer el sector público para los autos futuros?", y cuanto antes mejor. Los autos conectados requieren una transformación de las ciudades, y nada más lejos de eso por ahora. Los autos autónomos precisan contar con una infraestructura pública inteligente. Es hora de que el sector público junto con el privado comiencen a trabajar en equipo para ponerse al día con la tecnología.