Otro estúpido millennial

29 de Marzo de 2017
"Como socio de una empresa de software con 120 miembros de los cuales 78% son millennials, me parece muy importante comprender a esta generación"

Hace unos días se dio la casualidad de que en mi timeline de Twitter encontré dos videos consecutivos que me llamaron la atención. En el primer video, Simon Sinek explica los problemas que tienen (y tendrán) los pertenecientes a la llamada generación “millennial”, esos sujetos impacientes, expuestos a la tecnología desde una edad temprana. Para Sinek, los millennials son caracterizados por no aceptar el hecho de ya “no ser especiales”. Ya no son especiales en el sentido que les enseñaron sus padres y sus maestros en la escuela, donde se los premiaba por participar o, incluso, por equivocarse. Los millennials descubren esto en la vida real, cuando se encuentran con severos problemas para adaptarse al mundo corporativo, un mundo en donde solo se reconoce a los que logran sus objetivos (y, por ende, triunfan). Además, Sinek menciona la desesperada búsqueda de propósito o impacto dentro de los chicos de esta generación, algo que él encuentra muy poco realista.

El siguiente video de mi timeline resultó ser sobre Gino Tubaro, un emprendedor brillante que, con tan sólo 17 años creó una impresora 3D utilizando componentes argentinos.



Hoy, con 20 años, Gino utiliza sus impresoras 3D para construir prótesis y viaja por el mundo repartiendo esta solución a quienes la necesitan. También organiza “Manotones”, eventos solidarios para que la gente que no tiene alcance a esta solución pueda acceder a ella. Es el típico caso del millennial y la búsqueda de impacto del que habla Simon Sinek.

Esta coincidencia me llevó a reflexionar sobre el tema. Como socio de una empresa de software con 120 miembros de los cuales 78% son millennials, me parece muy importante comprender a esta generación.

Para empezar, creo que es necesario entender las particularidades del contexto al que se enfrentan las chicas y los chicos nacidos luego de 1980: estancamiento económico, concentración de la riqueza, deterioro medioambiental, xenofobia e inmigración, entre tantos otros temas. En un escenario así, las nuevas generaciones tienen por delante un mundo realmente desafiante y, desde mi modesto punto de vista, los equivocados no son los millennials.

Entiendo a Sinek cuando dice que los millennials con impacientes pero disiento profundamente en que el hecho de esa impaciencia se deba a una búsqueda de gratificación inmediata. Es más, creo que la impaciencia de los millennials es lo más sabio que existe en este momento, en donde un cambio de rumbo es más urgente que nunca.

En medio de la crisis económica, ellas y ellos luchan por trabajar en empresas que tengan políticas activas de responsabilidad social empresaria. Y esto es realmente un cambio enorme en relación a otras generaciones. Según estudios recientes un 79% de los millennials considera que la responsabilidad social debería ser una obligación de las empresas y, más de un 45% aceptaría recibir un sueldo hasta 20% más bajo por trabajar en una empresa que tenga un genuino compromiso con su comunidad.

En términos de compromiso con el medio ambiente, los millennials lideran los movimientos ecologistas y les dan una valoración por encima de cualquier otra generación a las cuestiones medioambientales. Y, finalmente en lo que respecta con derechos civiles, diversidad y dirigencia política, sus ideas son bien claras:
  • Son la generación que más apoya el derecho de los homosexuales a casarse y a adoptar.
  • Son quienes llevan la bandera en contra de la pena de muerte y los primeros en rechazar medidas como la guerra en Irak (una de las principales causas de las migraciones).
  • Están profundamente en contra de perder libertades civiles como consecuencia del “terrorismo” y la persecución a los musulmanes.
  • Si hubiéramos dejado que solamente votaran ellos, Bernie Sanders sería el presidente de los Estados Unidos e Inglaterra seguiría siendo parte de la Comunidad Europea.

Aunque haya nacido en 1979, y esté un año antes del límite que demarca la generación, siento que en esta conversación solo soy otro estúpido millennial que cree que hay que buscar un propósito y generar un impacto, que hay que votar en contra del odio y hay que comprometerse con las causas sociales y medioambientales. Todo esto antes de que ya sea demasiado tarde. Y creo que la paciencia, la estoica aceptación que nos proponen desde muchos espacios es un grosero error, hace falta un compromiso urgente en generar un cambio.

¿Cómo esperamos que reaccione una generación que nos ve destruir el mundo en el que va a tener que vivir, nos ve votar a Donald Trump, nos ve optar por el Brexit e inmediatamente después entrar a Internet a buscar qué significa realmente la Unión Europea? Aparecemos ante ellos como generaciones sin compromiso por la sociedad, que ponen en peligro su futuro y generan políticas de odio racial y de persecución. Y tienen razón.

(*) Mariano Stampella: co-founder de intive-FDV